
Desde prótesis personalizadas hasta viviendas asequibles, la impresión 3D abre nuevas posibilidades en salud, construcción y diseño.
La impresión 3D dejó de ser una curiosidad para convertirse en un motor de innovación. Hoy esta tecnología se aplica en sectores tan diversos como la salud, la construcción, la moda y la alimentación. Su principal ventaja es la capacidad de fabricar objetos personalizados, complejos y con menor desperdicio de materiales.
En medicina, por ejemplo, se utilizan impresoras 3D para crear prótesis hechas a la medida de cada paciente, piezas dentales y modelos anatómicos que ayudan a planificar cirugías complejas. En el ámbito de la construcción, ya existen casas y refugios impresos en pocas horas, con materiales resistentes y a un costo mucho menor que el de las técnicas tradicionales.
Aunque el potencial de la impresión 3D es enorme, todavía enfrenta desafíos como el alto costo de algunas máquinas y materiales, y la necesidad de regulaciones claras, sobre todo en sectores sensibles como el médico. Aun así, todo indica que su uso seguirá expandiéndose y cambiando la forma en que diseñamos y producimos.