Gobiernos y plataformas tecnológicas enfrentan el desafío de controlar la manipulación en línea.
Durante 2025, múltiples países reportaron campañas coordinadas de desinformación en redes sociales, destinadas a influir en procesos electorales y generar polarización política.
Un informe del Instituto para la Democracia Digital identificó más de 40 operaciones activas de manipulación informativa vinculadas a actores estatales y privados.
Las plataformas digitales han intensificado sus políticas de moderación, aunque los expertos advierten que la velocidad de difusión de contenido falso supera la capacidad de respuesta.
Organismos internacionales promueven la alfabetización mediática y la transparencia algorítmica como herramientas de defensa ciudadana.
El impacto de la desinformación no solo afecta la política, sino también la salud pública y la seguridad económica global.
La Unión Europea evalúa sanciones a empresas tecnológicas que no actúen con rapidez frente a la propagación de noticias falsas.



