La moda sostenible ha pasado de ser una alternativa de nicho a convertirse en una tendencia global. Cada vez más diseñadores y consumidores buscan opciones que reduzcan el impacto ambiental de la industria textil, una de las más contaminantes del planeta.

Materiales reciclados, telas orgánicas y procesos de producción más limpios marcan el rumbo. Marcas internacionales y locales están apostando por colecciones que privilegian la calidad y la durabilidad sobre el consumo rápido de la “fast fashion”.

En Chile, varias iniciativas han surgido en torno a este concepto. Ferias de ropa usada, talleres de upcycling y marcas independientes están fomentando un cambio cultural en la manera de consumir moda. Las nuevas generaciones, más conscientes del medio ambiente, lideran esta transformación.

La moda sostenible no solo es ecológica, también busca ser inclusiva. Diseños para diferentes tipos de cuerpos, ropa sin género y estilos accesibles están ganando espacio en pasarelas y tiendas. Este enfoque amplio amplifica el impacto positivo de la tendencia.

Aunque aún queda mucho por avanzar, la moda sostenible parece haber llegado para quedarse. El consumidor actual no solo busca verse bien, sino también sentirse parte de un cambio que beneficia al planeta.