
Los e-sports, o deportes electrónicos, han evolucionado de un hobby a una industria multimillonaria. Juegos como League of Legends, Dota 2 y Fortnite tienen ligas profesionales, con torneos que atraen a millones de espectadores en todo el mundo.
Detrás del entretenimiento, los e-sports requieren concentración extrema, reflejos rápidos y trabajo en equipo. Los jugadores entrenan varias horas al día, siguiendo rutinas físicas y psicológicas similares a atletas tradicionales.
Además, se han desarrollado academias y programas de formación que enseñan estrategia, comunicación y gestión del estrés, reconociendo la profesionalización del sector.
El auge de los e-sports ha generado debates sobre su consideración como deporte oficial, pero organizaciones internacionales ya reconocen a los competidores como atletas.
Esta tendencia muestra cómo la tecnología redefine lo que entendemos por deporte y cómo se combinan habilidades cognitivas y físicas en un escenario competitivo global.