¿Por qué tenemos huellas digitales?

Un rasgo único en cada ser humano que va mucho más allá de la identificación policial.

Desde que nacemos, nuestras huellas digitales nos acompañan como una firma biológica irrepetible. Ninguna persona —ni siquiera los gemelos idénticos— tiene las mismas. Pero, más allá de su uso en identificación, ¿por qué existen?

La ciencia sugiere que las huellas dactilares mejoran la sensibilidad del tacto y aumentan la fricción, permitiendo manipular objetos con precisión. Funcionan como “antideslizantes naturales”, lo cual fue clave para la evolución del uso de herramientas. Además, los surcos y crestas ayudan a percibir texturas finas, lo que explica por qué el tacto humano sigue siendo más preciso que muchas tecnologías actuales.

A lo largo de la historia, han servido para firmar contratos en arcilla, resolver crímenes, desbloquear celulares… y siguen siendo una de las pruebas más confiables de identidad. En cada dedo llevamos una historia genética, funcional y social única.